viernes, 22 de agosto de 2008

La odisea de educarse en el país de los contrastes

Las cifras sobre el nivel de alfabetización y los avances en tecnología en República Dominicana convencerían a cualquiera de que en materia de educación este país se encamina hacia un rumbo alentador.

Pero la realidad es también reveladora y confirma que los dominicanos viven en un territorio de contrastes, en el que esos “numeritos” son incongruentes con la falta de oportunidades, la desigualdad y el gran esfuerzo que tiene que hacer un estudiante día tras día para poder educarse.
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“Hay muchos jóvenes talentosos, en los barrios hay muchos, pero las oportunidades son escasas. Ese es el problema”, dice la estudiante de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, Francia Valenzuela.

Francia es una joven de 21 años graduada de una escuela pública, de escasos recursos y con muchas ganas de superación. Después de destacarse a nivel internacional en un modelo de Naciones Unidas, concursó para obtener una beca en la PUCMM para estudiar la carrera de Educación.

“Confieso que la idea de estudiar educación no me gustó mucho, pero la necesidad me obligó a aceptar. Era una beca completa, no podía desaprovecharla”.

Francia se considera una estudiante afortunada a pesar de las limitaciones. Hace cuatro años que su madre falleció, pero su padre y sus hermanos le brindan apoyo en su tarea de educarse.

Este es sólo un caso de los muchos otros que comprenden el porcentaje estudiantil que tiene que “sudar la gota gorda” para anchar la puerta de las oportunidades y libertades e integrarse al pequeño círculo de los beneficiarios.

“Ya me enamoré de mi carrera y sueño con ser secretaria de educación en un futuro, para cumplir con el compromiso que tengo con mi país: crear más oportunidades y mejorar la calidad de la educación".

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